domingo, 18 de febrero de 2024

Variaciones sobre un tema romántico

 

Inéditos de Juan Benet

Por: Amelia Castilla 08/09/2011


Todo lo que rodea la obra de Juan Benet (Madrid 1927-1993), para muchos el escritor español más influyente de la segunda mitad del siglo XX, despide un aroma de culto. Lectores, editores y periodistas del autor de Nunca llegarás a nada se frotan las manos estos días ante la avalancha Benet que llega a las librerías este fin de semana. Cuentos, ensayos y correspondencia. Publicados por Lumen, aparecen dos nuevos títulos: Variaciones sobre un tema romántico, que incluye cinco cuentos -cuatro de ellos ¡inéditos!-, uno de los cuales, El legado, avanza hoy Babelia en primicia en este mismo blog; y Ensayos de incertidumbre, una cuidada selección de sus textos de pensamiento crítico. A estos dos nuevos títulos se une un tercero que reúne la intensa  correspondencia entre Benet y la escritora Carmen Martín Gaite, editado por Galaxia Gutenberg/Círculo de Lectores.

Sobre los relatos de Variaciones sobre un tema romántico dicen los editores que se trata de distracciones o divertimentos del autor de Volverás a Región mientras escribía obras de mayor exigencia. Mecanografiados y con correcciones a mano, los textos fueron guardados en una carpeta azul con elásticos donde han permanecido hasta ahora. No ha sido fácil dar luz verde a la publicación de este nuevo título.  Estudiosos de su obra, tan reverenciada como releída, críticos y los lectores más conspicuos han dado el visto bueno a esta edición tras darle muchas vueltas. Se cuenta que en el proceso de debate y decisión se han invertido al menos un par de años. Se trata por tanto de un Benet en estado puro. Su gran amigo, Javier Marías describió sus textos como si resonaran tras acabarlos. Y había que seguir manteniendo el tono. Las constantes narrativas del ingeniero de caminos más literario de nuestro país se pueden leer ahora, casi veinte años después de su muerte, en un cuento esotérico, una intriga psicológica, un esperpento, una narración fantástica situada en Región y un relato burgués. El legado, el quinto de los relatos del que Papeles pérdidos publica unas páginas, cierra estas variaciones con la relación de un joven, que inaugura su vida amorosa, y su abuelo, ya en el final de su vida. El nieto hereda un paquete pequeño que lo ayudará en un momento clave de su vida. 

Ensayos de incertidumbre, seleccionados por Ignacio Echevarría, se presenta ordenado cronológicamente en una selección que "pretende ser representativa de sus inquietudes literarias, aunque no lleguen a la mitad los que se ocupan de asuntos estrictamente literarios". Se alternan los ensayos con las conferencias y los artículos de prensa. Benet, entre otros medios de prensa, fue asiduo colaborador de El País. 

sábado, 10 de febrero de 2024

Juan Benet y el trasvase Tajo-Guadiana


Juan Benet y el trasvase Tajo-Guadiana

Antonio Vélez, ex alcalde de Mérida

Cuando murió Juan Benet, en Enero de 1993, el prestigioso diario The New York Times, número uno de Estados Unidos, equiparó su dimensión literaria a las de Marcel Proust, James Joyce y William Faulkner. No fue caprichosa la valoración otorgada por un medio que ostenta casi el centenar de premios Pulitzer de periodismo. Más bien respondía a la evidencia de que el autor de “Herrumbrosas lanzas” se proyectaba como uno de los activos más referentes de la literatura universal. Podría parecer excesiva esta consideración, para algunos, pero esta es la medida de la posteridad que a otros, tan actuales y efímeros, no se les otorgará..

Juan Benet llegó a Mérida, terciados los ochenta, por razón de su profesión de Ingeniero de Caminos. Fue un tiempo singular para las Obras Publicas, tanto en Extremadura como en la propia ciudad. El sentía especial fijación por los parajes indómitos y los retos de calado, derivado de su afán por domesticar el agua, conducirla. Y en estos territorios, por entonces, los proyectos del ramo abundaban y las sorpresas arquitectónicas también. Era el caso del Museo de Moneo, su amigo, que construía Cubiertas y MZOV, la Empresa a la que el escritor estaba ligado desde 1956. En sus muchas visitas al prometedor edificio siempre aseguraba que su mole racionalista elevaría el “fulgor” de Mérida.

Era difícil que Juan Benet pudiera abstraerse de la referencia que había sido Emérita, en tantas secuencias históricas relacionadas con el agua: Los primeros momentos, con Cornalvo y Proserpina. O en “Rabo de Buey”, a cuyas subterráneas y frescas tripas bajamos, con el adorno de sus explicaciones, abarcando la geología, los ritmos de filtración de aquellos suelos, su capacidad de almacenaje, los caudales liberados en el tiempo, la calidad de aquellas aguas y su recomendación de reaprovecharlas. Como la monumentalidad de “Los Milagros” y el paseo apacible bajo sus pilares, observándolos desde su porte de explorador. Y repasando los momentos históricos: Primo de Rivera, Indalecio Prieto y el soplo Republicano, el Plan Badajoz.... En fin, toda la suerte de sentirte atrapado, intelectualmente y en directo, por quien había sido capaz de desmenuzar, con pasión topográfica y milimétrica, su ficción creativa, en la mítica y celebrada obra de “Volverás a Región”.

Recuerdo que en sus visitas solía contarme los pormenores de algo apasionante. Eran consideraciones muy estudiadas sobre un necesario trasvase desde la Cuenca del Tajo a la del Guadiana. Se haría desde el embalse de Azután, en Toledo, utilizando el río Uso, hasta un embalse de nueva construcción. Parte del agua elevada podría revertirse para generar electricidad en horas favorables. A partir de ahí se utilizaría un viejo ferrocarril abandonado. Se trataba del Talavera de la Reina – Villanueva de la Serena, por la Comarca de La Jara. Sobre ese trazado ferroviario, utilizando sus viaductos y túneles, se colocaría una tubería de cuatro metros de diámetro, hasta llegar, tras solo cincuenta kilómetros de andadura, hasta el río Guadarranque y García Sola. El volumen anual de agua, potencialmente trasvasable, seria de cuatrocientos hectómetros cúbicos. Aunque me resultara familiar la memoria transferida de aquella línea, y su espectacular arco en Guadalupe, me impactaron tanto las consideraciones de Juan Benet que, en mas de una ocasión, recorrí las huellas de aquel ferrocarril, iniciado con la Dictadura del general jerezano y abandonado a comienzos de los años sesenta: El colosal viaducto del Azután, la Estación de Calera y Chozas, la minera de Santa Quiteria, cerca del significado Puerto de San Vicente, los túneles de la Jara....

Una mañana quiso que le acompañara hasta el despacho de Juan Serna, consejero territorial de Obras Publicas, calle Félix Valverde Lillo de Mérida, para contarle su propuesta y hacerle fedatario, también, de su ensoñación de hombre imaginativo, creador, mas cercano al protagonista de una novela de Baroja. Y allí volvió a desplegar sus iniciativas de hombre de acción. Años después, en 1994, la Dirección General de Obras Hidráulicas, del Ministerio de Obras Publicas encargó un estudio técnico de la propuesta-solución que había planteado el Ingeniero Juan Benet que, como suya está reconocida, tanto que aun conserva su rabiosa actualidad y su consideración a futuro.

Nuestra fortuna fue conocer aquel proyecto, en primicia, encandilados por quien lo describía, como si de un argumento de novela se tratara. Con el sugerente añadido, además, de aquella línea ferroviaria de leyenda. Por eso lo cuento, obligado a valorar un empeño que, tal vez algún día, adquirirá otra dimensión, dado el trascendente perfil literario de quien lo alentó. También por señalar las claves anecdóticas que rodearon unos afanes de indudable densidad intencional. Y porque ocurrió en Mérida, Ciudad a la que Juan Benet fue paulatinamente calibrando, en grado creciente, con sentida emoción. Lo marcó bien patente, de su puño y letra, cuando inauguró la Feria del Libro de 1985. A titulo altruista y como escritor de altura que es como lo tratará la Historia. Y no dudo que en el arqueo de su vida una referencia tendrá Mérida, enclave de aguas conducidas, soporte intermitente de las huellas que el mismo forjó, desde la soledad de tantas noches.